Distancia: 9280 m
Duración: dos horas y media
Comienzo: El Rinconín
Final: playa de La Ñora
Enlace otras sendas: sí
Recorrido: a pie o en bici,no en su totalidad
Accesibilidad: sí
Duración: dos horas y media
Comienzo: El Rinconín
Final: playa de La Ñora
Enlace otras sendas: sí
Recorrido: a pie o en bici,no en su totalidad
Accesibilidad: sí
Esta senda, de aproximadamente nueve kilómetros de recorrido por la costa de la zona oriental del concejo de Gijón/ Xixón, permite conocer esa parte del litoral más agreste, de altos acantilados, pedreros y pequeñas playas en unos parajes no alterados por el crecimiento industrial y urbano que caracteriza el entorno costero de los barrios del oeste. Desde los cabos que se adentran como una cuña en la inmensidad de la mar, recuperados como parque y espaciosa senda verde, una verdadera atalaya natural sobre el Cantábrico, se contemplan unas vistas que abarcan gran parte de la mariña central asturiana, desde Lluanco y el cabu Peñes, hasta la punta L’Olivu, cerca deTazones.
La senda se inicia en El Rinconín, playa y parque, con unas hermosas panorámicas de la bahía gijonesa y de los caminos costeros que suben hacia La Providencia en una auténtica ruta de las esculturas, pues iniciamos la marcha al pie de La madre del emigrante, apodada popularmente La lloca’l Rinconín. Pocos metros después nos llamará la atención otra escultura de grandes proporciones, Sin título, aquí instalada en el año 2001 y en la que su autor, Herminio Álvarez, realiza un canto a «un equilibrio imposible y en tensión» en este parque de El Rinconín, el mismo donde hallaremos Solidaridad, de Pepe Noja, con sus enormes y brillantes eslabones surgiendo del verde del campo, una gran cadena rota, en acero inoxidable, que refleja a todas horas la luminosidad de los rayos del sol. Caminamos justamente sobre la playa’l Rinconín, con sus pedreros y arenales, que se extienden unos cuatrocientos metros hasta El Cervigón, y desde donde llega el olor a mar y a algas. Las algas, organismos vivos, tienen una importante función ecológica; son una rica fuente de alimento —y también de refugio— para numerosas especies de invertebrados de los que,a su vez, se alimentan muchas aves.
La senda se inicia en El Rinconín, playa y parque, con unas hermosas panorámicas de la bahía gijonesa y de los caminos costeros que suben hacia La Providencia en una auténtica ruta de las esculturas, pues iniciamos la marcha al pie de La madre del emigrante, apodada popularmente La lloca’l Rinconín. Pocos metros después nos llamará la atención otra escultura de grandes proporciones, Sin título, aquí instalada en el año 2001 y en la que su autor, Herminio Álvarez, realiza un canto a «un equilibrio imposible y en tensión» en este parque de El Rinconín, el mismo donde hallaremos Solidaridad, de Pepe Noja, con sus enormes y brillantes eslabones surgiendo del verde del campo, una gran cadena rota, en acero inoxidable, que refleja a todas horas la luminosidad de los rayos del sol. Caminamos justamente sobre la playa’l Rinconín, con sus pedreros y arenales, que se extienden unos cuatrocientos metros hasta El Cervigón, y desde donde llega el olor a mar y a algas. Las algas, organismos vivos, tienen una importante función ecológica; son una rica fuente de alimento —y también de refugio— para numerosas especies de invertebrados de los que,a su vez, se alimentan muchas aves.
Desde las verdes praderías de El Rinconín, vemos ya de frente la subida a la casa de Rosario Acuña, que da nombre también a este paseo. Pasamos al lado
del campin y seguimos contemplando la playa, famosa por ser uno de los mejores lugares para estudiar el fenómeno de las mareas. En este tramo disponemos de bancos, fuentes, iluminación nocturna, miradores y abundante señalización en todo su trayecto. Las vistas de la ciudad de Gijón, de L’Arena a Cimavilla, se complementan con las de la Campa Torres y El Musel, del que entran y salen grandes cargueros; un paisaje marítimo que con la mar «bella» aparece surcado también por lanchas pesqueras y embarcaciones deportivas, pero que con la mar «picada» muestra todo el poder y la furia del océano, con grandes y espectaculares olas. Un mapa orientativo, en uno de los miradores, nos permite situarnos perfectamente ante cada una de las referencias geográficas que podemos observar.
En El Cervigón, sobre los acantilados, otro conjunto escultórico: Cantu los díes fuxíos, de Adolfo Manzano: nueve bloques de mármol en los que se sientan los caminantes y pescadores, colocados encima de la peña, que, asomando al mar, se convierte en uno de esos hermosos miradores naturales que jalonan la ruta, además de en un excelente puesto de pesca. El sendero sube una suave cuesta llegando ya a la casa de Rosario Acuña, que empezó a construirse en 1909 por iniciativa del Ateneo Casino Obrero de Gijón para residencia de
esta genial
escritora y pensadora, vanguardia del pensamiento feminista. Su obra causaba una honda conmoción en la sociedad
más tradicional de la época, y cuando se fue a vivir a este lugar, en 911, hubo de partir enseguida para el exilio, del que regresó en 1913 convertida ya en todo un símbolo. En esta casa siguió viviendo hasta su fallecimiento en 1923.
escritora y pensadora, vanguardia del pensamiento feminista. Su obra causaba una honda conmoción en la sociedad
más tradicional de la época, y cuando se fue a vivir a este lugar, en 911, hubo de partir enseguida para el exilio, del que regresó en 1913 convertida ya en todo un símbolo. En esta casa siguió viviendo hasta su fallecimiento en 1923.