Distancia: 5390 m
Duración: una hora y media
Comienzo: Poniente
Final: El Rinconín
Enlace otras sendas: sí
Recorrido: a pie o en bici
Accesibilidad: sí
Duración: una hora y media
Comienzo: Poniente
Final: El Rinconín
Enlace otras sendas: sí
Recorrido: a pie o en bici
Accesibilidad: sí
Esta ruta nos brinda la posibilidad de descubrir, en un apasionante paseo, los orígenes de Gijón y su primer crecimiento urbano e industrial,desde el barrio alto de Cimavilla hasta suexpansión hacia el sur; el oeste —con las actividades portuarias, los astilleros y el ferrocarril—, y el este, sobre los arenales y las dunas hasta la ería del Piles y, aún más allá, a las zonas de ocio y esparcimiento que se crearon en la parte más próxima a la ciudad de la parroquia de Somió, pasando por el puente’l Piles hacia Casablanca y El Rinconín.
Sus aproximadamente cinco kilómetros de largo, casi llanos exceptuando la subida y posterior bajada a L’Atalaya del cerro Santa Catalina, pueden recorrerse perfectamente en una hora y media, aunque en realidad vamos a emplear más, pues muchas van a ser las veces que paremos a contemplar el
paisaje marítimo que se nos ofrece desde diferentes ángulos, así como numerosos ejemplos del patrimonio histórico y monumental gijonés, junto con lugares muy señalados que iremos encontrando prácticamente a cada paso que demos. Iniciamos el paseo saliendo del Acuario de Poniente, pasando
cerca de la nuevas urbanizaciones y en dirección a la chimenea de Basurto, así llamada por estar al lado del que fue el emplazamiento de la industria vidriera del mismo nombre. La playa de Poniente es un arenal recuperado al este del barrio de El Natahoyo. Antiguamente, la que fuera la playa de Pando (también llamada playa del Paseo o arenal de El Natahoyo) se extendía por esta franja litoral.
La playa de Pando fue la pionera del turismo playero en nuestra ciudad. La reina Isabel II visitó Gijón en el verano de 1858 para tomar los baños de ola que le aconsejaban sus médicos. Se construyó para tal menester una regia y llamativa caseta
de baño con ruedas y raíles para que pudiera ir hacia adelante o hacia atrás según las mareas. Años después, la moda de ir a bañarse a Pando estaba tan extendida que tuvo que ser severamente regulada por las autoridades: se establecieron multas de cinco a diez pesetas a quienes se bañasen en cueros y normas para vestirse con ropas que «no causasen escándalo», y se señalaron zonas parahombres y para mujeres separadas por una franja de 30 metros.
También había casetas móviles, no tan suntuosas como la del a reina, pero con su mismo cometido. En 1872, se autorizó a la Sociedad de Fomento para construir un muelle desde la playa de Pando hasta el espigón de Santa Catalina o punta Lequerica; pese a la existencia de cierta oposición, por cuanto constituía la desaparición de la playa, los nuevos muelles de Fomento y El Fomentín pronto fueron una realidad. Aunque al principio la gente siguió acudiendo a los baños, enseguida hubieron de desistir, al construirse nuevas empresas en el entorno y urbanizarse la zona. La playa de Poniente, creada en los años noventa del pasado siglo XX, constituye un ejemplo de recuperación de la más antigua tradición playera gijonesa después de más de un siglo de la desaparición del arenal de El Natahoyo o mar de Pando.
paisaje marítimo que se nos ofrece desde diferentes ángulos, así como numerosos ejemplos del patrimonio histórico y monumental gijonés, junto con lugares muy señalados que iremos encontrando prácticamente a cada paso que demos. Iniciamos el paseo saliendo del Acuario de Poniente, pasando
cerca de la nuevas urbanizaciones y en dirección a la chimenea de Basurto, así llamada por estar al lado del que fue el emplazamiento de la industria vidriera del mismo nombre. La playa de Poniente es un arenal recuperado al este del barrio de El Natahoyo. Antiguamente, la que fuera la playa de Pando (también llamada playa del Paseo o arenal de El Natahoyo) se extendía por esta franja litoral.
La playa de Pando fue la pionera del turismo playero en nuestra ciudad. La reina Isabel II visitó Gijón en el verano de 1858 para tomar los baños de ola que le aconsejaban sus médicos. Se construyó para tal menester una regia y llamativa caseta
de baño con ruedas y raíles para que pudiera ir hacia adelante o hacia atrás según las mareas. Años después, la moda de ir a bañarse a Pando estaba tan extendida que tuvo que ser severamente regulada por las autoridades: se establecieron multas de cinco a diez pesetas a quienes se bañasen en cueros y normas para vestirse con ropas que «no causasen escándalo», y se señalaron zonas parahombres y para mujeres separadas por una franja de 30 metros.
También había casetas móviles, no tan suntuosas como la del a reina, pero con su mismo cometido. En 1872, se autorizó a la Sociedad de Fomento para construir un muelle desde la playa de Pando hasta el espigón de Santa Catalina o punta Lequerica; pese a la existencia de cierta oposición, por cuanto constituía la desaparición de la playa, los nuevos muelles de Fomento y El Fomentín pronto fueron una realidad. Aunque al principio la gente siguió acudiendo a los baños, enseguida hubieron de desistir, al construirse nuevas empresas en el entorno y urbanizarse la zona. La playa de Poniente, creada en los años noventa del pasado siglo XX, constituye un ejemplo de recuperación de la más antigua tradición playera gijonesa después de más de un siglo de la desaparición del arenal de El Natahoyo o mar de Pando.